Marc Anthony irradia felicidad, No la puede ocultar. Y éxito. Eso fue visible en el primero de sus dos conciertos que ofreció el sábado por la noche en el Nokia Theatre L.A. Live, aunque al final no complació a su audiencia del todo.
Nada
tiene que ver con su calidad musical. De hecho, Anthony tiene una voz
potente, una gran interpretación, una orquesta de excelentes músicos y
un show muy bien ejecutado de luces e innovadoras pantallas. Pero dejó
incompleta a su audiencia. No logró ese derroche de adrenalina que se espera de un concierto de ese género.
Quizá
fue porque el repertorio de esa noche no fue tan vasto. Los éxitos del
artista nuyorrican son tantos, que la gente se quedó con ganas de
escuchar más, de bailar sin parar y de gozar más de sus buenas
interpretaciones.
Su presentación fue de poco menos de dos horas y cada uno de los temas fueron muy prolongados con arreglos musicales.
Marc
Athony es de los pocos artistas de salsa que en Los Ángeles —donde
predomina el gusto por lo grupero— registran llenos totales.
La
salsa es un ritmo que día a día conquista más adeptos sin importar
nacionalidad y eso se pudo ver en este concierto que forma parte de la
gira Vive tu vida.
Ante una gran expectación porque
eran las nueve y treinta y las luces no se apagaban, finalmente llegó el
momento. Marc Anthony hizo su aparición en el escenario vestido con un
pulcro traje, una camisa blanca y lentes oscuros.
Ascendió de un elevador y de abajo llegaron los primeros gritos de la noche.
Rompió
la pasividad del público de inmediato con I Need to Know, para luego
seguir con Se te olvidó decir adiós, y continuar con otros éxitos como
Valió la pena y Estoy enamorado.
El público parecía tener un romance con Anthony y él con ellos. Se hablaron, se cantaron... había coqueteo.
Una
afortunada que logró llamar su atención no sólo consiguió el saludo de
mano sino también se llevó un beso y todos los presentes, a través de
las pantallas, pudieron apreciar el estado de conmoción de la mujer.
El
público, de todas edades, coreó gran parte de sus canciones, lo
chulearon y bailaron, pero no lograron convertir el Nokia en un gran
palacio de la salsa.
Hubo momentos muy solemnes en la parte musical, como la presentación de un solo de timbales.
El artista boricua sabe muy bien que sus aliados no son todos latinos, por eso su conversación fue todo el tiempo bilingüe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario