No, no solo es una (cuestionable) maniobra promocional: antes que una
secuela del filme de 2011 este 'Capitán América: El Soldado de Invierno'
vendría a ser una especie de spin off de 'Los Vengadores', un derivado
del ojito derecho de una Marvel a la que por otro lado se le empieza a
ver demasiado el plumero. O más bien un sucedáneo a lo pobre y sin
chispa en donde, a falta de "otros vengadores" (que estén para algo más
que poner su culo en el cartel) o una versión del personaje que no sólo
sea "un tío con escudo", se ha optado por eliminar cualquier atisbo de
personalidad o entidad propia para moldear "la típica película de
acción" que se diría concebida para vivir de los fans (que no para el
fan). Ya se sabe, la promesa de una escena post-créditos que todo lo
arregla…
La aventura cinematográfica emprendida por Marvel está
claramente orientada hacia 'Los Vengadores'. Todas sus producciones
apuntan en una misma dirección, siendo que además cual bola de nieve
ladera abajo la apuesta cada vez es mayor. Y cada vez más peligrosa. Y
cada vez tan complicada de dominar como el ego de Tony Stark o la masa
muscular del remedo juguetón de Bruce Banner. Esto tiene su parte
buena... y su parte mala, siendo que a esta 'Capitán América: El Soldado
de Invierno' le ha tocado posiblemente la peor parte, convirtiéndose
así en aquello que muchos achacaban que era -pero no era- 'Iron Man 3'.
Pero claro, aquella -si es que lo era- tenía el carisma aún plenamente
operativo de Robert Downey Jr. mientras que Thor, por si se lo
preguntaban, ya puestos, es un Dios que vive en otro plano de la
existencia, por lo que en su secuela post-Nueva York tampoco se notaba
tanto.
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