viernes, 5 de julio de 2013

'Gru 2: Mi villano favorito': Despreciable

Ya lo dice su propio título original: "Soy despreciable". Y efectivamente, la que en versión castellana conocemos como 'Gru 2: Mi villano favorito' es de ese tipo de cine animación "despreciable" que prácticamente no aporta nada que no sean los Minions, simpáticos muñequitos a regalar con el Happy Meal que se convierten, a la vez, en lo mejor y en lo peor de la función: lo mejor, porque aún a pesar de su peligrosa sobre-explotación eminentemente "infantil" mantienen su simpatía natural; y lo peor, porque la película depende tanto de su presencia que apenas si hay nada que contenga el vómito que no sean ellos. Es como cuando en un equipo de fútbol hay uno tan bueno, tan bueno, tan bueno, que la táctica es pasársela a él y quedarse mirando a ver qué es lo que hace... hasta que viene el Bayern y te mete siete.

Cuando le pones una película a un niño de corta edad procuras, en mayor o en menor medida, que sea una buena película. Y al decir buena no sólo me refiero a que contenga un buen mensaje, sino que además sea una buena producción a ser posible para todos los públicos. Repito, para todos los públicos. Y es que si en no pocas ocasiones tienes que quedarte a verlas con él, que menos de además de su compañía disfrutar también de la película... incluso aunque la hayas visto trescientas mil veces. 'Gru: Mi villano favorito' nunca se la he puesto a mis sobrinos. Es más, nunca he reparado en ella como para volver a verla, dejando que se mantenga archivada en mi cabeza como la producción simpática que apunte en su día. Siquiera ahora con el estreno de una segunda parte me he visto tentado por volver a verla como, por contra y con mucho gusto, sí me tentó el volver a ver (una vez más) 'Monstruos SA' para con el estreno de 'Monstruos University'. No es por comparar (o sí), pero resulta incluso denigrante para el ser humano cuando alguien crítica una producción de Pixar empleando el mismo argumento por el que, comúnmente, se alaba a una producción tan escasa de méritos como 'Gru 2'. Incluso concretando una comparación directa entre 'Cars 2' con 'Gru 2' salta a la vista una diferencia abismal entre ambas, especialmente en los detalles, y la cual básicamente puede ser resumida en una palabra de cinco letras y un acento que hasta un Minion sería capaz de pronunciar: guión. Y es que 'Gru 2' es de ese tipo de producto completamente plano cultivado por, parece ser, compañías como Illumination Entertainment que, al igual que ya lo era la desastrosa 'El Lorax', no tienen más intenciones que echar mano de la cartera de los papas a través de sus hijos, una función que podría ser descrita como cine perezoso usado como papel higiénico. O el cine de animación como puro relleno (y carne de cañón). Dejando al lado una factura técnica que, no obstante, ya damos por sentado debería de tener cualquier producción animada de gran presupuesto -y en eso todas suelen cumplir, 'Gru 2' incluida- esta secuela es un cúmulo de apuntes y teóricos chistes armados a través de una línea argumental en bruto sin desarrollar, arquetípica en su devenir y funcional en su ejecución, en donde incluso el personaje protagonista de Gru carece de la chispa y gracia que sí tenía en la primera, y al que además el sorprendentemente descafeinado doblaje de Florentino Fernández (a Patricia Conde mejor dejarla de lado) le hecha la mano principalmente al cuello. Pero, ¿y quién necesita un buen guión si tienes miles de Minions con los que tapar los huecos? Como si fuera el tan temido y anunciado spin off, este producto impuesto vive prácticamente de estos simpáticos personajes que actúan de igual manera que Ken Jeong en 'R3sacón', casi como un agujero negro que amenaza con absorber todo a su alrededor. Aunque no alcance el pobrísimo nivel de 'El Lorax', esta secuela deviene igualmente en una producción del montón, tan anodina como anestesiante una vez te das cuenta de que no es más que una artimaña que, sin matices ni detalles, y apoyada en una elaborada campaña de marketing, no tiene mayor pretensión que conquistar la taquilla. Pese a quien pese. Y siendo justos, posiblemente, los niños tan pequeños como para carecer aún de consciencia y/o de un largo bagaje de visionados puedan disfrutar ante su despliegue de luces, sonido y colores. Es posible, no tengo a mano a un niño al que arrancarle los ojos para poder mirar a través de ellos, si bien si que tengo los de un adulto que a los que sólo la irrupción en pantalla de los Minions salvaban de caer dormido, a los que la gracia no obstante apunta hacia el mismo lugar que la de Scrat una vez se empiez a abusar tanto del chiste. No es solo con Pixar: 'Los Croods', en comparación, también mantenían más que distraídos al público adulto...

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