sábado, 13 de julio de 2013

'Niños grandes 2': Una vez, tuve un pony

Dicen que si no tienes nada bueno que decir... mejor no decir nada, y en paz. Por eso, de igual manera que Adam Sandler tiene amigos con los que rellenar un subproducto como 'Niños grandes 2', despropósito que si bien no alcanza el nivel de 'Jack y su gemela' le tiene poco que envidiar (certificando así que a Sandler se le acabó la "fiesta"), me voy a permitir el lujo de rellenar este (previsible) linchamiento público con las declaraciones de algunos de mis amigos, anoche, y quiénes con una cerveza en la mano se encargaron de interpretar, de forma desinteresada, mi opinión para todos vosotros. Porque de una película cuyo mayor chiste y/o logro humorístico se basa en tirarse un pedo, un erupto y un estornudo a la vez, no se puede escribir nada serio, responsable o que conlleve mayores molestias.

- Es un -censurado- truño. Da hasta cosica verla. Hubiera/hubiese preferido comerme un paraguas y cagarlo abierto. Vergüenza ajena, vergüenza ajena. Me hago pis; hacerme pis, me ha recordado a una canción de 'Los Punkitos' (Grupo mítico) que decía: Caca, culo, pedo, pis, pis, pis... Mañana lo vas a leer y no vas a entender nada. Pero me la sopla, no me apetece pensar. TE ESCRIBO EN MAYÚSCULAS (es de mala educación). - No se podía esperar nada peor, era difícil, y más sabiendo que escribir esta crítica posiblemente si supere el esfuerzo de un guión sin sentido. No esperamos una tercera parte, porque si es sabido que las secuelas son malas, aumentar la saga seria forzar una tortura cinematográfica que la sociedad no merece por siete euros. Ahora que somos artículo de culto, en tiempos de escasez lucrativa. Película mala, sin titubeos. - Sólo por un momento, pero tuve un pony. Se llamaba Charlie, y su padre Quitapesares, y en realidad era un caballo. Es como si tienes un hijo y te sale enano. Lo mismo. Te voy a contar otra historia, un sueño real. Una vez soñé que me había cagado encima (literalmente), era pequeña cuando lo soñé. El caso es que en el sueño yo llegaba a casa muy avergonzada porque, claro, me había cagado encima, y mi madre, sabiamente, me decía "Hija, no pasa nada, David -uno de mi clase- también se ha cagado encima". Mal de muchos, consuelo Berlanga. - Esto es todo lo que tengo que decir sobre esta mierda: Es una mierda. Y esto dejó de ser una crítica hace muuuucho tiempo.

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